miércoles, 10 de junio de 2015

El ambiente de los masajes

Cuando la gente piensa en el masaje, se imagina una habitación tranquila y reservada con luz tenue y música suave. El masaje terapéutico se puede practicar casi en cualquier sitio y en muy distintas condiciones, por lo que la capacidad de adaptarse es otro requisito que deben poseer los profesionales. 

Se han desarrollado con éxito actividades de masaje en sitios públicos como aeropuertos, las casas de los clientes, en el puesto de trabajo o bien al aire libre en retiros o en competencias deportivas. 

No importa donde se practique el masaje, ya que el aspecto más importante es estar allí y administrar un tipo de asistencia al público, que sea profesional y de la mayor calidad.  
Las condiciones que hay que tener en cuenta en las áreas de masaje son la temperatura ambiente y la renovación del aire fresco. Se aconseja que la sala de masajes se mantenga a una temperatura de 24°C.


El masaje genera un efecto vasodilatador, que hace que la sangre aflore a la superficie y deja que se pierda calor interno, enfriándose el cliente; es imposible que este se relaje si tiene frío.

La habitación debe tener acceso a una fuente de aire fresco, aunque no siempre se dispone de una ventana al exterior. Un pequeño ventilador cenital o en la pared mantiene el aire en movimiento sin provocar corrientes de aire que molesten al cliente.

Los clientes necesitan intimidad para desvestirse y prepararse para el masaje. Si la sala de masaje está separada de otras áreas públicas, se le puede dejar solo para que se prepare. A veces se emplea una mampara o una cortina que separa la habitación y la divide en dos si sus dimensiones lo permiten. 

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